Así comenzó todo…
En diciembre de 2015 hicimos un viaje a Tlayacapan (Morelos), ya en la carretera comencé con náuseas y vómito. A la semana siguiente supe que estaba embarazada lo cuál me hizo estar muy nerviosa, pues en ese mismo año en el mes de febrero había abortado de forma espontánea con sólo 12 semanas de gestación. Estaba tan temerosa y con dudas, incluso pensando si lo tendría o no. Después simplemente me dije: porqué le voy a negar la vida a ese bebé siendo que me había dolido mucho perder al anterior, así que este nuevo bebé era todo un regalo y bendición.
Desde ese momento me aferré con todo mi amor y fuerza a ese bebito que seguía creciendo dentro mío. Todo marchaba bien, pero llegando la semana 28 de gestación, me dijeron que tenía amenaza de parto pretérmino y que incluso podía comenzar a dar a luz si no seguía las indicaciones, pues ya contaba con 2 cm de dilatación. La receta, maduradores pulmonares y reposo absoluto. En definitiva un tiempo largo pero que bien valió la pena pues Noah logró llegar a la semana 36 de embarazo. Fue así que nació un viernes 22 de julio de 2016, a las 20:50 hrs. Pesó 2,730 grs y midió 49 cm. Yo encantada de mirar sus ojitos por primera vez, de ver su carita y escucharlo llorar.
Al día siguiente nos dieron de alta y fuimos a casa. La aventura continuó….
Elian mi hijo mayor, conocería a su hermanito por fin. Ya estando en casa comenzamos a nuevamente adaptarnos y acoplarnos a las desveladas, a la demanda de comida cada 2 hrs, a los horarios de sueño, entender y consolar el llanto, y el amor que seguía y seguía creciendo…..
Así continuaron los días y llegado el 9no lo llevamos al hospital pues estaba amarillito. El diagnóstico una “hiperbilirrubinemia por deshidratación”, por lo cual fue ingresado y tuvo que quedarse 3 días con (fototerapia), se miraba muy gracioso ya que para protegerle sus ojitos usaban una telita que simulaba unos lentes de sol, el subía sus bracitos y cruzaba sus piernitas, como si estuviera tomando el sol en la playa. Después de esa intervención todo continuó con normalidad y ya para sus tres meses dormía toda la noche. Sus ciclos de sueño y vigilia estaban más establecidos; fue algo que me sorprendió, y que me apoyó en cuanto a los tiempos pues tenía que llevar a mi otro pequeño al kínder. Para cuándo eso pasaba, mi papá era el que me apoyaba a cuidar a Noah, aunque luego se sentía muy cansado pues padecía cáncer de estómago.
Cuando Noah cumplió 4 meses se enfermó un poco más fuerte, y aunque lo entendimos no se logró evitar una “bronquiolitis”, por lo cual se quedó ingresado en urgencias y permaneció 2 días. Desde esa ocasión quedó sensible de sus pulmones y los meses continuaron entre ir y venir del médico con distintos tratamientos pues incluso podía volverse asmático. Noah tenía casi 6 meses cuando su abuelo, (mi padre) falleció, con ello un nuevo reajuste y forma de vida se empezó a incorporar. En casa vivíamos Noah, mi hijo mayor Elian, mi esposo Víctor, mi mamá, mis dos hermanas, una de ellas con sus 2 hijos. Ambas se iban a trabajar determinado tiempo, así que el restante me quedaba al cuidado de mi mamá la cual padece hemiplejía y no puede hablar desde hace 6 años.
Los tiempos se encontraban repartidos y Noah tenía que esperar un tiempo a veces más largo sentado en su sillita o en su corral, mientras hacia las labores de la casa, recogía a mi pequeño de la escuela, preparaba alimentos, etc. En definitiva demostró ser un niño muy paciente, que parecía tenía un entendimiento superior al que se posee a esa edad, y no es que no llorara o mostrara enfado o desesperación ante tales situaciones, pues claro que lo hacía, pero tenía una faciidad de comprensión y autonomía y aun siendo muy pequeño, ante retos que se le presentaban se mostraba atento, tolerante y perseverante hasta que por fin conseguía lo que deseaba.
Al cumplir 8 meses, sus bronquios continuaban con dificultades y una vez más fue ingresado. La razón “neumonía” (o al menos eso dijeron), después se corroboró y no fue nada de eso. Así continuó hasta que comenzamos a darle un medicamento llamado “factor de transferencia” con el cuál mejoró muchísimo y las idas al médico debido a sus pulmones bajaron mucho, aunque claro, continuó con citas para control de alguna alergia que pudiera presentar. Noah siguió creciendo, siempre, siempre con una sonrisa en su rostro, con ternura y muestras de amor y afecto.


Al cumplir un año…
Le celebramos una fiesta un poco más grande ya que lo conjuntamos con su bautizo. Celebramos en casa de mis suegros y no creí ver a tantas personas reunidas, familiares que nunca habían conocido a Noah, lo cargaban y mostraban cariño como si lo conocieran de mucho tiempo, él simplemente se dejaba querer y apapachar. Se miraba completamente feliz y sonriente, contento; nosotros simplemente agradecidos por su vida.
Noah tenía cada vez más inquietudes, siempre estaba en movimiento y poco a poco se volvió más intrépido. Al año y dos meses comenzó a caminar, antes ya daba pasos, pero en ese momento fue que lo hizo como si hubiera caminado toda su vida o más bien corrido. Siempre ágil y veloz, rápidamente subía y bajaba de la cama, la sillas y sillones.
Tenía una gran predilección por brincar en la cama y aventarse de la cabecera hacia el colchón como si fuera luchador y aunque sabía que no estaba permitido por su seguridad, él lo hacía. Los berrinches no se hicieron esperar y al enojarse era muy efusivo pero recobraba la calma con facilidad, algo que también me sorprendía mucho, tenía un buen manejo de sus emociones a tan corta edad.
En ese tiempo se celebraron los 3 años de mis sobrinos, y recuerdo que fue todo un rollo llegar temprano a la misa, porque fue algo muy chusco poner listo a Noah. Elian, mi hijo mayor ya se encontraba en la iglesia y nosotros siendo padrinos llegamos apenas derrapando. Ya en el salón de fiestas y tiempo después de que le perdiera miedo a caminar, andaba muy contento. Le pegó a la piñata, recogió dulces, se subió al inflable que colocaron y donde casi se queda sumergido. Era muy sociable y carismático y aquella celebración no fue la excepción.
Casi no tuvimos salidas con él, pero le encantaba que lo lleváramos al cine, veía las películas completas y con mucha atención. La salida más grande que realizamos fue a Cholula (Puebla) y junto a su hermano se dio vuelo al correr, brincar y rodar en el pasto.
Noah siguió creciendo…parecía que a pasos agigantados. Un niño tan humano e inteligente, era creativo, disfrutaba de pintar a mi lado, de jugar montones y de compartir todo lo posible con su hermano.
Tiempo después nos invitaron a los XV años de una de mis sobrinas. La fiesta se realizó en un salón de dos plantas y recuerdo que como había juegos infantiles en la planta baja, simplemente no quiso salir de los inflables y la tina de pelotas. Prácticamente nos pasamos toda la fiesta en los juegos.
A sólo un par de días para llegar a sus 24 meses, mi hermana nos invitó a pasear. El lugar Malinalco y para mal empezando el trayecto inició con vómito en distintas ocasione. A mí, ganas me daban de regresarnos, pues las últimas se quedó hasta como sin fuerza y dormido, sin ganas de despertar. Ya en el pueblo le conseguí medicamento y al parecer se sintió mucho mejor, pero para la tarde y el trayecto de regreso ya comenzaba con temperatura. Esa ocasión terminó en una ida al hospital.
Sólo 2 días después Noah estaba recibiendo sus 2 primaveras, feliz, sonriente, mucho mejor y recuperado.
2 años de edad, otra etapa…
Entrando mi hijo mayor a la primaria Noah padeció de quedarse más tiempo sin mi presencia, sólo vigilado por mi mamá hasta mi regreso, pero ella no podía hacer más que verlo de lejos, pues se encontraba en silla de ruedas y con imposibilidad para moverse o caminar. La zona donde mi hijo iba a la escuela es peligrosa y preferí no exponer a Noah. La distancia era más larga y el tiempo empleado mucho mayor.
Ya con dos años y aproximadamente dos meses, Noah se soltó tremendamente a hablar después de que había pasado un largo tiempo con sonidos nada más.

Pronunciaba las palaras de forma suelta, pero posterior a eso comenzó a aprender las letras y números, colores y palabras en inglés, lo cual hacía con mucha naturalidad, disfrutaba contar en español, pero aprendió a contar en inglés, al igual que las letras. Intentaba con constancia aquello que deseaba, pues tenía una gran paciencia. Cuando estaba muy, muy enojado aventaba las cosas que tuviera a su alcance y otras veces se contenía.
Para cuándo Noah cumplió dos años les hicimos una fiesta doble, pues la celebró con su hermanito Elian. Le encantaban las reuniones y tenía una esencia muy festiva, corría, jugaba, bailaba y lloró mucho porque la piñata era de los Minions, uno de sus personajes favoritos, y todos le pegaban. Ese día llovió todo un río, pero el disfrutó al máximo.
Para finales del 2019, me enteré que estaba nuevamente embarazada. Los primeros meses fueron algo tranquilos, pero a medida que el embarazo continuaba, me hospitalizaron por un problema en los riñones y durante una semana no pude estar cerca de Noah y Elian.
La mayoría de las veces esperaba despierto y muy atento a su papá, pues llegada la noche sólo preguntaba si él llegaría pronto. Noah era muy cariñoso y con todo ese amor lo recibía siempre, al cual veía con suerte por la mañana, pero siendo más probable que lo viera en las noches. Su papá por lo regular le traía algo para cenar y Noah era el primero en preguntar, estaba en primera fila, le encantaba cenar con nosotros. Tardaba en quedarse dormido, era algo “nochero”, a comparación de mi hijo Elian.
Cuándo sentía que el bebé se movía le pedía que tocara mi panza, y se quedaba muy emocionado, decía -!Oh lilino!..Acercándose más y más la fecha de parto, Noah se comportaba de manera más sensible, hasta que nació el nuevo integrante: Amiel. Al llegar a casa con Amiel, Noah se preguntaba quién era ese bebé y porqué lo traía cargando. Lo noté muy desconcertado, pero conforme le fuimos explicando cada vez, lo entendió más y más, comprendiendo que también era su hermano. Demostraba muy fácilmente su amor y con su nuevo hermanito no fue la excepción. En diferentes ocasiones se mostraba atento y se angustiaba si algo inusual pasaba con su hermanito. Recuerdo la vez en que Amiel se volteó boca abajo y Noah simplemente gritó -¡Mi manito!. Cuando llegué él estaba en su cama muy asustado y llorando. En otra ocasión Amiel teniendo 4 meses se cayó de la cama al rodarse. Su papá, Noah y yo corrimos a verlo y auxiliarlo, pero Noah rápidamente tomo el teléfono y dijo, – ¡Ayuda dotoi mi manito!. Estaba muy espantado. Siempre protector pues igualmente defendía a su hermanito Elian si yo le estaba llamando la atención por alguna travesura.
Esos dos añitos fueron los de treparse a cualquier lado: cajas, sillas, muebles, árboles, etc. con una rapidez tremenda.

Al llegar sus tres añitos…
Estábamos entusiasmados por celebrarle ese día tan especial, pero teníamos problemas económicos, y todo resultó ser muy sencillo, pues desde muy temprano le preparé un
pastel pequeño y lo se lo decoré con su personaje favorito “Mike Wazowski”. Mi suegra le preparó unas gelatinas y llegado el momento su cara era una que no podré olvidar jamás. Sus ojos brillaban y realmente, estaba emocionado y no necesitó más, simplemente la compañía de su familia y todo el amor que le brindamos. Después su vocecita sonó -Gracias mami, yo simplemente no pude contener las lágrimas. Noté su agradecimiento en toda la extensión. Son de esas cosas que no esperas nunca y que son sumamente hermosas e inolvidables. Ese fue su último cumpleaños.
Mi hijo mayor continuaba en la primaria y Noah seguía pasando ese tiempo sin nosotros, pero cuándo mi hermana tuvo oportunidad de quedarse con él mientras recogía a mi hijo Elian fue un gran apoyo, en ocasiones si me era posible transportarme en taxi él me acompañaba, cuando no, muchas veces se quedaba triste y llorando, a mi se me partía el corazón pero seguí apostando por su seguridad. Al regresar era algo maravilloso, pues siempre nos recibía lleno de sonrisas y emoción. Cuándo no lo llevaba, a las afueras de la escuela le compraba algo que le gustaba y al dárselo, él quedaba encantado.
Disfrutaba grandemente de meterse a bañar, pero igualmente hacia muchas travesuras: En el tiempo de “mi mañeda”- como él lo nombraba-, le gustaba mucho jugar con el agua, y nunca quería salir de ahí. Se la pasaba en la pileta que teníamos, sólo jugando, hasta que después de un determinado tiempo empezaba a echar juguetes los de baterias que terminaban por descomponerse.
Las veces que me acompañaba era toda una aventura desde el trayecto ya que no le gustaba caminar, él prefería que lo cargara y solo decia – ¡A canshe!, ya afuera de la escuela a veces Noah gritaba y pedía auxilio a las demás personas porque no lo cargaba y lo obligaba a caminar, él les gritaba: ¡Ayuameee, ayuyaa, ayuya!. Al final y cuándo Elian por fin salía, Noah enseguida pedía un – helaito mimont.
Siguió creciendo, lleno de curiosidad y con ganas de explorar todo a su alrededor. Le encantaba jugar con carritos y pelotas a las cuales les pegaba con un cucharón y se deshacía de la risa. Le encantaban las cosquillas y jugar a las atrapadas.
Tenía una especial predilección por el día de muertos y Halloween. La última vez que pidió calaverita, encontré un disfraz de pirata para él, al mostrárselo le fascinó. -Soy pidata grrrr- decía por aquí y allá, ese día lo trajimos a pedir calaverita a casa de mis suegros, se divirtió bastante.
Para la comida era de buen diente, comía de todo y le gustaba más hacerlo en familia, era el primero en decir. ¡sayunar! Y así fueron las cenas de Navidad y Año Nuevo del 2019, él muy Para la llegada de los Reyes Magos, Elian fue el encargado de mostrarle sus regalos, yo me sentía mal del estómago y no pude hacerlo. A Noah sólo le temblaban las manitas, estaba súper emocionado y nervioso a la vez.
Así transcurrieron los días y llegó mi cumpleaños donde él solo decía -siiii feta, pastel- y ese fue mi último cumpleaños a su lado.
Noah falleció un 2 de marzo de 2021, debido a una infección a nivel nervioso central que le provocó muerte cerebral.

Anécdotas
Me encuentro en casa de mis abuelos maternos junto a mamá, mi abuelita y uno de mis primitos que es bien conocido que idea travesuras, nos encontrábamos en la sala -comedor, mi abuela en su silla de ruedas junto a la mesa y yo sentado en el sillón de junto, mientras mi mamá hacia de comer.
Mi mamá va rápidamente a la tienda que está a unos minutos de la casa y yo con ganas de ir al baño entró y en cuestión de minutos escucho a mi abuela quejarse, era el pequeño Noah y una de sus travesuras. Había tomado lysol en aerosol y se lo estaba echando en la boca a mi abuela, ella sólo se quejaba. Corrí rápidamente a quitárselo y un minuto después mi mamá entró. Nos asustamos y le lavamos la boca a mi abuela. Noah sólo huyó. pienso que en su cabeza sonaba “dulce o travesura”.
– Brandon (PRIMO) 21 años
Tía Claudia recordando a Noah… Recuerdo mucho como se escapaba de sus papás, salía corriendo y si estaba Jorge se le trepaba como podía y aunque ya lo tenía cargado quería seguir corriendo sobre él, le decía -papá papá-.
También recuerdo mucho su implacable energía y fuerza. Un día sus papás estaban terminando de trabajar algo y yo lo tuve cargando como 40 min. pero él se jalaba, se paraba, se sentaba. Sólo recuerdo que los brazos, me dolieron por días.
– Claudia (TÍA) 44 años
Recuerdo cuando salía corriendo de su cuarto y se ponía a bailar viendo los Minions en la televisión, saltaba y saltaba.
TE AMO NOAH.
– Maryfer (PRIMA) 6 años
Recuerdo cuando se subía las escaleras de mi tía Soco, yo trataba de ayudarlo para que no se cayera, me hacía feliz cuándo reía. Me gustaba cuando agarraba mis juguetes y jugaba conmigo.
– Leonardo (PRIMO) 6 años
Conocí a un niño hermoso como el sol, de ojos grandes y risa contagiosay con toda la energía posible. Quería vivir muy aprisa. No sé si así era, pero para mi lo hacía como si quisiera en el breve tiempo que estuvo con nosotros disfrutar de la vida lo más posible.
Ese niño era luz y dio mucho amor a los que lo conocimosquizá a eso vino, esa era su misión. Nos amaba a todos los que lo rodeamos. Era luz y siempre lo serás mi pequeño Noah.
– Socorro (TÍA) 58 años
Un día salí a tender un poco de ropa, mientras mi hermana Karem me encargó y fue a recoger a mi sobrino de la escuela, y Noah en cuestión de minutos me cerró la puerta y le apretó un seguro difícil de quitar, mi mamá que está en silla de ruedas estaba en el baño lista para que la bañara.
Yo le gritaba que me abriera, pero él no me hacía caso, sólo
corría de un lado a otro, se reía, luego entraba a los cuartos y ya no lo veía, y como era muy tremendo me daba pendiente que algo le pasara. Hasta que pensé en brincarme la barda y abrir por una puerta trasera, sólo así logré entrar. Me llevé tremendo susto y el pequeño Noah sólo se reía. Así fue esta anécdota con mi chamaco.
– Katia (TíA) 48 años

“Así es como celebramos y agradecemos tú vida.
Así es como recordamos y honramos tú esencia, tu ser.”
– Mamá, Karem Guadalupe Herrera Sánchez 29 años
ES MUY DIFICIL PERDER A UN HERMANO SOBRE TODO CUANDO ESTAMOS CHICOS . AL IGUAL QUE LOS PADRES PERDER A UN HIJO. ERAMOS 4 HERMANOS 3 VARONES Y YO, MI HERMANO FALLECIO A LOS 13 AÑOS ERA EL MAS PEQUEÑO LE DECIAMOS BEJI, FUE UN ACCIDENTE TRAGICO PUES LE DISPARARON JUGANDO CON UN ARMA DE VERDAD. PARA LA FAMILIA FUE UNA TRAGEDIA Y NOS DESFRAGMENTAMOS. AHORA ME DOY CUENTA QUE NUNCA SANAMOS. LA FAMILIA HIZO ALGO SIMILAR AL TALLER VIDA NOS ACOMPAÑABAN, YO TENIA 18 AÑOS PERO NUNCA NOS RECUPERAMOS. TOMAMOS TERAPIA ESO AYUDO UN POCO PERO TODOS POR SEPARADO. AHORA EMPIEZO A ENTENDER TODO LO QUE NOS FALTO Y QUE NUNCA ES TARDE.
GRACIAS TALLER VIDA