Carta  a Peto

Carta a Peto

Querido Pedro (mi muchacho)

Cada año cuando se acerca el día del padre me vienen a la mente muchos recuerdos tuyos. Sin embargo, en este séptimo año desde que te fuiste, quiero compartir algunas peculiares reflexiones, seguramente derivadas de la pandemia por la que estamos atravesando.

Qué diferente puede apreciarse la gravedad de una crisis donde muchas personas están abatidas por lo que pueden perder, materialmente hablando. Sin embargo, si a todos los padres que hemos perdido a una hija o un hijo, nos ofrecieran no perderlos a cambio de perder todo lo que tenemos, no dudaríamos ni un solo instante en aceptar dicha propuesta. Esta primera reflexión evidencia cómo nos cambia la perspectiva de la gravedad de las cosas, según lo que hayamos experimentado en nuestras vidas.

Conforme han pasado los años desde tu partida, cada vez estoy más convencido que en la vida no hay ganancias ni pérdidas absolutas. Desde mi perspectiva no existe ese “ganar-ganar”, pero tampoco “perder-perder”

A pesar de parecer extraño y ante una gran pérdida como lo fue la tuya, finalmente logré entrar en el terreno de la serenidad.   Pude comenzar nuevamente a observar mi entorno, empecé́ a descubrir una serie de hallazgos que solo confirmaron que, ante la pérdida, llega a haber ganancia. Es por ello que no tenemos que preguntarnos ¿por qué́? sino más bien ¿para qué́?

Un “ganar” en esto fue ver cómo se fortaleció́ la unión de nuestra familia y paulatinamente empezamos a ser más resilientes, cada uno a su manera. A título personal, la fortaleza que he venido adquiriendo me ha hecho darme cuenta que no percibo esta crisis económica que todos estamos viviendo, con la sensación de miedo con que otros lo están haciendo. Es totalmente entendible que, para muchas personas, es un callejón oscuro y sin salida. Sin embargo, para aquellos que hemos perdido a un hijo, terminamos diciendo: “Todo fuera como eso”

Otro “ganar” que aprecié después de tu partida (y creo que aquí “hiciste de las tuyas”), fue el descubrir cosas de mí que no sabía que tenía. A manera de metáfora es como ir caminando en vida con mi tablero de valores en forma de fichas y de pronto, al momento de saber de tu partida, la vida pateó mi tablero y todas mis fichas volaron por los aires.

En los primeros días inmediatos a tu partida, estaba como anestesiado emocionalmente, sin fuerzas para ver dónde quedaron mis fichas, y mucho menos con entereza para recogerlas.

Al transcurrir algunas semanas empecé́ a recuperar fuerzas para armar mi tablero nuevamente. Sin embargo, me di cuenta que había más fichas tiradas de las que yo traía. Las observé y empecé́ a escogerlas cuidadosamente. Así, recogí́ algunas de las que yo traía, aunque ahora las puse en diferente orden. Algunas las coloqué más cerca de mí y otras más lejanas, a algunas las vi y no les concedí ningún valor por lo que las dejé.  Finalmente me emocionó ver fichas que no había tenido y me entusiasmó recogerlas. Fichas como: “valora el presente, hazte amigo de él”, “el ser te da sentido y el tener te da solo éxito”, “con esperanza se avanza”, “sé más corazón y menos cabeza con los demás”

Hasta hoy he avanzado sin cambiar, pero reacomodando mis valores. Ahora siendo consciente de que la vida es como una niña traviesa a la que le gusta meterte el pie, escondiéndose y de la nada sale para patearte tu tablero, pero a nosotros nos toca “observar las fichas, escoger / recoger y avanzar” …cito tu frase “Así́ es la vida… papá”.

Ahora concluyo que este “ganar” es la onda expansiva en los demás que genera la partida de un ser querido. He sido testigo durante estos años de cómo tocaste (y lo sigues haciendo) a muchas personas que fueron muy cercanas a ti. Puedo ver cómo algunos, después del “golpe” reaccionaron y empezaron a fluir, externándonos muy francamente que meses después, no eran los mismos y puedo apreciar sus cambios y logros en lo profesional. Algunos otros, dando ejemplo de generosidad, creando asociaciones de ayuda; otros abandonando adicciones y hasta terminando relaciones que reconocieron como toxicas. Sí, muchos ganaron.

Regresando al tema de la pandemia que estamos atravesando, es una experiencia que hay que transitar también con serenidad, generando reflexiones y como todo en esta vida, pasará. Estoy seguro que muchos tableros serán pateados.

Finalmente te reitero que sigo avanzando y cuando sea mi momento de detenerme, seguro estoy que vas a estar ahí́ y como lo hicimos tantas veces en esta vida, nos daremos un fuerte abrazo, sentiré́ tu mejilla a medio rasurar raspando la mía y me darás un beso.

Pedro Reverte Gaudier, Papá de Pedro.

Honrando la memoria de Pedro Reverte.

5 Comentarios

  1. Rosa María Reverté

    Pietro te amo y amo todo lo que amas… gracias y así es

    Responder
  2. Rebeca Caballero de acora

    Pedro y Monica
    Conozco a su muchacho a través de ustedes .al igual que Salvador mi hijo partieron repentinamente, sacudiendo nuestros tableros y si que te acomodamos el juego.
    Las fichas cambiaron de lugar , es un mejor planteamiento!

    El regalo de le Esperanzas de ese abrazo tan deseado, nos reconforta!!!
    Gracias por compartirnos sus vivencias!!!
    Rebeca Caballero de Cors

    Responder
  3. Mariaelena Gutierrez

    Efectivamente el sentir es el mismo, “si todo fuera como eso”… Gracias x compartir tu mente y corazon. Conozco a Peto a través de mi querida Rosa Maria y lo quiero también; por las fichas nuevas q le dejó a su tia en su tablero y q ella comparte con generosidad. Saludos a Monica!!💛 Mariaelena, mamá de Aby

    Responder
  4. Illiana

    Pedro Gracias, gracias esa metáfora del tablero es tan cierta yo le llamaba rompecabezas. La partida de mi niño Jose Maria vino a sacudir y desacomodar mi rompecabezas poco a poco lo voy armando me faltan muchas piezas que embonar y al final se que se van a desacomodar nuevamente pero cuando vuelva a pasar voy a ser mas fuerte y resiliente como tu lo mencionas, leerte me da paz y esperanza de saber que si se puede. Reacomodar las fichas y hasta hacer mas grande ese tablero o rompecabezas. Infinitas gracias y un abrazo al cielo a todos nuestros hijos.

    Responder
  5. Elizabeth Osorio Sabido

    Pedro, yo soy Elizabeth , mejor conocida como Lisa el Señor me llevó hasta tu hermana Rosa María hace 15 años cuando mi hijo Mau de 17 enfermó de Leucemia, he estado con ella desde entonces hasta la fecha y ha sido un privilegio y honor que nos comparta tus cartas desde la primera , al igual que ustedes nunca pensé vivir la muerte de un hijo y sobretodo de un hijo que vivía solo conmigo porque los hermanos ya estaban casados, el deseaba ser sacerdote o arquitecto y decidió lo último diciéndome si me voy con los Legionarios te vas a quedar “solita y no quiero dejarte , mejor estudio para arquitecto para estar contigo.Solo pudo estudiar un semestre y falleció ,pero al igual que tu Pedro vivió el toque de Dios y uno de sus maestros le escribió””Mau si tus amigos vivieras el toque de Dios como lo vives tú estoy seguro que les cambiaría sus vidas para siempre” y gracias a Dios y a tu hermana que ha sido mi maestra de vida desde entonces puedo decir con fé y esperanza Gracias porque como Mau decía la muerte es solo un puente para empezar a vivir la verdadera vida . Gracias por tus cartas y reflexiones pues han dejado enseñanza en mi vida . Estoy segura que Pedro también está gozando de la vida eterna.

    Responder

Enviar comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *